Francisco Villaespesa, ilustre español, natural de Almería (1877-1935), cuyo centenario natal acaba de celebrar el Ateneo Dominicano.
Visitó nuestra patria en época de la Ocupación Militar Norteamericana, cuando el eclipse de nuestra libertades republicanas. Vació las galas de su estro en el sostenido acento de su composición frente al paisaje mocano, y en oblación recordatoria de aquella lira monumental la transcribimos aquí:
MOCA
Con su nombre oriental, su blanca toca
y su muelle indolencia de sultana,
bajo la paz de sus palmeras, Moca,
ruborizada en un temblor de grana,
al vivo ardor de la sedienta boca,
en el tedio solar de la sabana,
con su frescura y con miel evoca
la bíblica piedad samaritana.
Ella no ofrece baja la palmera
ánfora terrenal que perlas llueve,
si no que brinda al labio del viajero
todas las mieles de su vida entera
hechas café fragante, entre la nieve
cóncava virginal del cocotero.
Bajo el cristal azul del firmamento
duermes tranquila; más a veces sueles
maldecir el presente enervamiento
al evocar tus épicos laureles,
cuando turbando tu recogimiento,
al férreo galopar de tus corceles,
machete en alto y la bandera al viento,
cruzó la Libertad por tus vergeles.
También, a veces, silenciosa lloras,
cuando al pie de tus guásimas añoras,
que en combate de hermanos contra hermanos,
sangrando el corazón como un rubí,
con el arma humeante entres las manos
cayó el ébano heroico de Lilis!
Este canto aparece publicado en su libro de poemas “La Isla Crucificada”.
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