SUCESOS DEL PASADO EN MOCA

UN EXTRAÑO PERSONAJE

A veces de los entretelones oscuros de la historia suelen surgir personajes y hechos cubiertos por la luz del misterio que parece rodear ciertas existencias y acontecimientos desde el fondo de lo arcano.
En ocasiones el cronista desapercibidamente pasa por alto a hombres que por su papel en el escenario social tienen una determinada importancia, la cual por descuido, omisión, negligencia, conveniencia momentánea, pasión distorsionadora o simple mala fe sin excluir la torpeza desde luego, no es examinada por el telescopio invisible de la investigación.
Y entonces esos tipos y sus acciones quedan envueltos por la sábana de las sombras impenetrables donde su rol no logra ser escrutado para ofrecerlo a la ávida curiosidad de los lectores del inacabable libro de la historia, en cuyas páginas deben aparecer bajo el sol meridiano de la verdad figuras de relieve y detalles de significación.

Tal ocurre con el sujeto de que trata la comunicación oficial No. 2192, fechada en Moca el 16 de noviembre de 1887, y dirigida por el Gobernador interino de la Provincia Espaillat al Ministro de lo Interior y Policía, dándole cuenta de la aparición en nuestra ciudad de un raro personaje haitiano, cuya verdadera identidad parece no haberse establecido definitivamente, así como los propósitos y móviles de su estadía en el país.

A pesar de la intensa búsqueda desplegada por nosotros, tras otras noticias que pudieran aclarar el interrogante abierto por la presencia de este ciudadano en Moca, nada pudimos encontrar en documentos oficiales. El asunto parece haberse manejado con extremado hermetismo y de la rígida discreción con que notoriamente fue tratado, no ha podido escaparse ningún dato revelador.
Veamos ahora la aludida comunicación:

Gobernador Civil y Militar de la Provincia Espaillat
Moca, noviembre 16 de 1887.

No. 2192
Ciudadano Ministro de lo Interior y Policía,
Santo Domingo.
Ciudadano:
En fecha de ayer llegó a esta común cabecera un individuo de aspecto sospechoso, implorando el socorro de la caridad, so pretexto de haber naufragado en el buque francés “Marie Emilie” en la costa de Montecristi, a fines de octubre pasando, exponiendo que era súdbito francés, no sabiendo hablar el idioma castellano.

Por la sospecha que me infundió su aspecto y más que eso, por no tener conocimiento de que en las costas de estos lados hubiera ocurrido tal siniestro marítimo, hice detener al referido individuo que se llama Alberto Honoré, y registrarlo, pues dijo que no andaba con pasaporte ni ningún documento por haberlo dejado en poder de la autoridad de Mao, aconteciendo que se le encontró dicho pasaporte dado en Barahona, el cual le acompañó, visado en las poblaciones de Azua, esa capital y Sánchez; y que el sujeto de referencia habla con bastante claridad español, viniendo de un punto diametralmente opuesto a éste.

Todo lo expuesto me induce a suponer que éste sea un espía de los enemigos del orden público, residentes en el extranjero; y por tanto he dispuesto dejarle detenido en la cárcel pública de esta ciudad, aguardando las superiores órdenes de usted.
Después de estar descubierto por el pasaporte, que no venía de Montecristi, expuso que llegó de Francia, como marino a Saint Thomas, a bordo del “Marie Emilie”, que éste pasó a Azua a cargar maderas y pasado a Nizao, yéndose de allí para Europa y quedándose él en Azua.

En el momento en que escribo a usted, ha sido reconocido por personas idóneas el supuesto Alberto Honoré, como haitiano y que se llama Alejandro Salnave, hijo de General Salnave, hijo del General Salnave, Presidente que fue de la vecina República, habiendo en otra ocasión estado preso en Santiago por la política. Circunstancias que afirman más mis sospechas sobre tal persona.
Saluda a usted con Dios y Libertad,

El Gobernador Interino,
Telésforo Hernández.


¡Así se perdió el rastro de las pisadas de Alberto Honoré o Alejandro Salnave en el recinto inconmensurable del tiempo!