EL RELOJ PÚBLICO DE MOCA

Publicado por J.A. Cruz Infante | 5/24/2008 05:50:00 p. m. | 0 comentarios »


   

         



Moca.-En estos tiempos modernos de celulares, ipod, walkman y demás aplicaciones cibernéticas, que brindan al ser humano una múltiple capacidad de vida de relación, quizás sea conveniente retrotraer a la memoria algunas estampas del pasado.


Una de las útiles o fáciles maneras de hacer la vida más cómoda a nuestros padres era el hábito de seguir las campanadas del reloj público para marcar las horas del día y de la noche y fijar las obligaciones y actividades cotidianas de las personas en el pueblo. Ese reloj público guiaba la vida de todos.


Señalaba las horas del culto religioso, de la entrada a las escuelas, a las oficinas, la entrada y salida de las fábricas; era el guardián del cumplimiento del estricto horario que regía la lenta y acompasada vida en las villas del país.


Algunos pueblos tenían su reloj, con una larga historia y tradición como es el caso de Montecristi, que allí es el símbolo más perseverante de ese pueblo liniero.


“Ubicado casi al final de la Calle Duarte, vía principal de la ciudad de San Fernando de Montecristi, República Dominicana, este monumento está proyectado no sólo como un objeto para ser contemplado, como representación de una obra arquitectónica o mecánica, pero además, como una realidad funcional que permite conocer la hora exacta, tanto por las agujas de sus cuatro esferas, perfectamente colocadas en dirección a los cuatro puntos cardinales, así como por el sonido de sus campanas, que marcan con bella sonoridad los cuartos de hora y las horas exactas, que alcanza una gran distancia.


La imponente mole, de columnas de acero inoxidable, que aluden a la luminosidad del paisaje, culmina en el centro de la cúspide, con la caseta de máquinas, que sostiene las agujas de las esferas y el conjunto de campanas accionadas por pesas y poleas, hacen de este monumento, una verdadera obra de arte y de ingenio, que con más de 105 años de haberse instalado, es orgullo para todos los dominicanos. No existe en otra ciudad de América un reloj de las características de éste”. Así reza en la página Web del Dr. Helena. Los nativos de Montecristi viven orgullosos de su reloj, al cual


consideran una joya única en el país, y todos estamos de acuerdo.


En Moca hubo un reloj público, que formaba parte de la tradición y el alma del pueblo. Era un sello inconfundible de los símbolos indesarraigables de la Villa del Viaducto, incluso anterior al viaducto mismo.


Se cuenta que en una visita que hizo en el año de 1880 a la ciudad de Moca el rico comerciante de Puerto Plata Cosme Batlle, éste le pidió a sus amigos de la ciudad que le sugirieran algún regalo para Moca.


Los mocanos le dijeron que deseaban tener un reloj público. El reloj fue comprado en París y empezó a dar servicio en el año de 1887. Para su colocación el pueblo contribuyó con cuatrocientos pesos, que se alcanzaron por colecta popular.


Ese viejo reloj, testigo y cómplice de muchos noviazgos y amoríos furtivos, con sus afiladas campanadas le daba vida a todos los habitantes del pueblo. Estaba situado en la llamada antes Plaza Central, ahora Duarte y en el campanario de Nuestra Señora del Rosario. Era él quien avisaba la hora de terminar las visitas y las tertulias familiares, él ponía fin a los arrumacos nocturnos de los novios que de inmediato tenían que acatar sus sonoros avisos de que se cumplía la hora de encantos de las románticas visitas.


Con el paso de los años el viejo reloj público de Moca fue perdiendo su brillo y esplendor, sufrió deterioro y todo su pasado cargado de historia y ricas evocaciones desapareció. Hoy día sólo queda, como testimonio de su pasada grandeza, los vestigios de sus agujas y su esfera de cristal apagado asemejando las cuencas de un rostro sin vida que se resiste a desaparecer.


Ese viejo reloj público espera por una iniciativa generosa de algunos de aquellos mocanos que en su infancia y juventud contemplaron el erguido campanario y esperaron las horas bajo los árboles de la plaza, y que hoy están en posiciones de mando, que vengan en auxilio de este importante monumento, que al decir de nuestro Julio Jaime Julia “en su lenguaje de cosas inanimadas le canta un poema de querencias a todo buen mocano, amador de su villa heroica”.


Con la construcción del Santuario Nacional del Sagrado Corazón de Jesús en 1956 y su imponente torre con un más moderno reloj, el viejo y público de la Plaza Central parece haberse hecho innecesario, lo que unido a su no funcionamiento le otorga la categoría de cosa muerta.


Pero como los pueblos viven de sus recuerdos y tradiciones, nosotros nos preguntamos ¿ no sería un buen regalo para Moca que uno de sus hijos ponga de nuevo a funcionar el viejo reloj público? La próxima celebración de las fiestas del Rosario, en octubre venidero, sería una buena oportunidad para que se tome en cuenta esta sugerencia. Adelante.



 



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